sábado, 2 de agosto de 2008

¡La aventura de ser docente!

El poder compartir en este espacio lo que me ha sucedido en estos últimos días, me llena de alegría, satisfacción, así como momentos de ansiedad, ya que desde que inicié el escrito de mi confrontación con la docencia, me hizo reflexionar y analizar que no hay cosas aisladas, soy el producto de lo que ha marcado mi vida (educación, familia, sociedad, formación profesional, etc) y que plasmo en todo momento el sello de mi casa. (No puedo dar lo que no tengo).

Me he sentido inquieta, reflexiva, y con una perspectiva diferente de mi ser maestro, leer a Paulo Freire me reafirma que somos transformadores a través de nuestro trabajo, ya que trabajamos con lo mas valioso que puede existir en la tierra: los humanos, y a la vez el sentirme partícipe de esa gran responsabilidad que tengo como maestro y que al mismo tiempo comparto esa responsabilidad con muchos colegas maestros que día a día trabajan y ponen su mejor esfuerzo por dar lo mejor que tienen en sus centros de trabajo.

Me anima el darme cuenta que tengo que estar atenta a todas las situaciones, necesidades, problemáticas que hay en mi alrededor, leer el mundo a través de mi experiencia sensorial y descubrir que me toca hacer en cada uno de esos momentos.

Al hacer una retrospectiva de estos 12 años que he trabajado dentro del magisterio, me identifico con lo que señala José M. Esteve en el texto la aventura de ser maestro, el cómo me sentí el primer día de dar clases, pasaron por mi mente una serie de preguntas como : ¿La podre hacer? ¿Me van a entender los alumnos? ¿Seré capaz de controlar la disciplina? ¿Voy a lograr el nivel de conocimiento requerido? Y un sin fin de preguntas mas, pero una vez estado en esa experiencia, el pisar un aula fue algo mágico, caritas inocentes esperando al maestro a la expectativa de que va a pasar, ávidos de relacionarse con el maestro, ansiosos de saber, en fin, fue una experiencia maravillosa.

El ser maestros de humanidad partiendo de la esencia de nuestro ser, cuerpo, espíritu, inteligencia, nos dan el toque mágico sobre cualquier ser de la tierra, poder ayudarle al otro a comprenderse así mismo y a entender el mundo que lo rodea y a la vez estarme plenificando como ser humano, el aventurarme día a día a que mi clase sea precisamente eso una aventura, donde no haya aburrimiento, y se tenga la libertad de expresar lo que cada uno de los integrantes piense, simplemente dejarlos ser, y lograr que tengamos un objetivo en común, tarea que exige prepararme para poder lograrlo.


Algo de lo que me queda claro es: que soy un maestro de humanidad a través de las materias que imparto, que no se vale justificarnos con que a los alumnos no le gusta la materia, se aburren, es una materia teórica y un sin fin de excusas que tenemos, sino que debo cuestionarme y preguntarme que dejo de hacer o que hago que no logro el resultado esperado.

PENSAR Y SENTIR Y HACER PENSAR Y SENTIR, considero que es mi principal compromiso, el ser congruente, entre lo que pienso, lo que siento y lo que hago en mi vida diaria, no esperar hacer cosas extraordinarias, para sentirme soy un excelente maestro, no!!, sino hacer lo que me toca hacer desde mi cotidianidad y hacerlo bien, con la satisfacción de que puse todo mi esfuerzo y me prepare a conciencia.

¡Saludos Compañeros!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola compañera:
Soy participante del grupo 109 de la segunda generaciòn en la especialidad de competencias docentes.
Acabo de subir al foro mi participaciòn despues de haber leìdo "La aventura de ser docente".Estoy cambiando mi actitud al entender que el docente es profesor de humanidad.
PENSAR y SENTIR hacer PENSAR Y SENTIR, son dos frases que me han hecho reflexionar en mi quehacer docente cotidiano, se enseña no unicamente en el aula de una instituciòn, tambièn en el hogar.
Me identifique con esta narraciòn, agradezco a quièn haya decidido comparirla con nosotros.

Saludos